Cerillas. (Flashbacks 9)

lunes, 30 de junio de 2014

«It was real, it was right, but it burned too hot to survive
all that's left is all these ashes.»

Eran las cuatro de la mañana. Por la ventana solo entraba la oscuridad de la noche y una suave brisa de verano. Todas las luces del apartamento estaban apagadas. Annabelle aún estaba sentada en el sofá, sin hacer otra cosa que observar la pared e intentar asimilar lo que había ocurrido tan solo unas horas antes. Seguía sin poder creerlo. Aquello debía ser un mal sueño, una estúpida pesadilla. Inclinó un poco la cabeza para poder mirarse en el espejo, y sus ojos, cubiertos de maquillaje destrozado por las lágrimas, la hicieron aceptar la cruda realidad. Todo había sido real.

Annabelle se tapó la boca para ahogar un sollozo e hizo un esfuerzo por no llorar. Miró al techo y parpadeó varias veces, obligando a las lágrimas a quedarse donde estaban, pero segundos más tarde volvía a estar hundida en su propio llanto, con su rostro tapado por sus manos. Doy asco, pensó. En ese momento, quiso hacerse daño a sí misma, se culpaba de todo lo que había ocurrido. Había sido ella la que había confiado en él. Estúpida. Por un momento, miró a los objetos afilados que había sobre la mesa, pero entonces su mirada pasó por encima de las cerillas y otro pensamiento vino a su mente.

Todo aquello podría haber sido un poco culpa suya, sí, porque ella había sabido sobre cómo era Kyle y aún así se había arriesgado, pero el hecho de que ella se sintiera como si estuviera vacía era culpa de él, de Kyle. Había sido él quien había tomado su confianza y la había roto en mil pedazos como si fuera cristal, había sido él a quien le había entregado su corazón y había sido él quien lo había destruido.

Con esta idea aún en su mente, Annabelle se acercó a la pequeña caja de cartón que había sobre la mesa. Le gustaban las cerillas. Más de una noche había estado sin poder dormir y ellas había sido sus únicas acompañantes en el insomnio. La ayudaban a pensar, y era hermoso ver cómo ardían.

Sacó la primera cerilla y la encendió. La cerilla iluminó toda la habitación en apenas un segundo, y ella se la acercó al rostro. Observó cómo aquella lucecita se movía de un lado a otro, como si fuera a apagarse en cualquier momento. Sin embargo, seguía ardiendo. Era irónico. Aquella pequeña llama, siendo algo inerte, parecía tener más vida que ella. Annabelle la observó quemarse. La observó hasta que la llama llegó a sus dedos, y acabó quemándose ella.

Entonces, un par de palabras vinieron a su mente. Era poco, pero al menos era algo. Podía darle forma. Cogió un papel y el bolígrafo de encima de la mesa y comenzó a escribir.

Querido Kyle:

A lo mejor debería tachar eso de «querido». No lo sé. Estoy demasiado confundida para saberlo.

Eras un peligro para mí, Kyle. Siempre lo supe. Pero me gustó arriesgarme. Me gustó arriesgarme por ti. Todos me habían hablado de lo cruel que eras. Me costaba creer que hablasen de ti. Pero, lamentablemente, ahora ya me lo creo.

Fuiste una cerilla ardiendo en mis dedos. Me gustó observar cómo ardías, aun sabiendo que corría el peligro de quemarme. No me importó. Me arriesgué por ti. Terminé quemándome. Y debería haberlo sabido.

Te he querido como no he querido a nadie. Aún te quiero... o eso creo. Me has enseñado muchas cosas. Me has cambiado, para bien. Me has enseñado a afrontar mis miedos. Me has hecho sentirme viva. Me has hecho sentirme libre. Me has hecho sentirme querida. Me has dejado volar alto, y después me ha dolido aún más la caída.

Me has hecho sentir tanto, que ahora sin ti ya no sé ni lo que siento. ¿Ves lo que me has hecho, Kyle? Me has destrozado. Y ahora estoy sola para recoger los pedazos.

Pensaba que había sido yo la estúpida por confiar en ti. Pero has sido tú el que me ha roto. Pensaba que eras el tipo de persona que rompía reglas, no promesas. Me hiciste una promesa. Fue lo más bonito que alguien ha hecho por mí. Pero quizá todo eso de «no me gusta hacer promesas» era también una fachada, para hacer que me enamorase aún más de ti. Si lo era, tendría que decir que funcionó.

No creo que vuelvas pidiendo disculpas. No puedo imaginarte arrodillado y suplicando perdón, Kyle Dixon. No eres el tipo de hombre que haría eso.

No sabes cómo desearía que todo esto no fuera más que un estúpido sueño. Una jodida pesadilla. Pero no lo es. Lo he comprobado. No lo es porque, si lo fuera, podría despertarme. Esto es real. Es real, y por eso siento ahora mismo algo dentro de mí muriéndose.

Puede que sea lo que alguna vez sentí por ti.

Recuerdo la primera vez que te vi. Fue como una escena de película. En aquel momento, todo parecía tan... perfecto. Pero, ahora, después de haber visto a Kyle Dixon en acción, no puedo evitar preguntarme en qué pensabas en aquel momento. Probablemente solo querías aprovecharte de la chica estúpida que tomaba café sola.

Ojalá pudiera quemar todos los recuerdos que tengo de ti con estas cerillas. Los momentos en el Penny Lane's, en las vías de tren, cuando te dibujé aquellos retratos, en el coche de tu padre, cuando hiciste aquella promesa que has roto en mil pedazos... Todo. Pero para eso, estas cerillas son inútiles.

Hiciste que me sintiera importante. Apreciada. Querida. Viva. Pero ahora no siento nada. Solo dolor.
Adiós,
-Annabelle

Cé.

sábado, 28 de junio de 2014

 Ella es de las mejores personas que he conocido en este mundo. Ni siquiera la conozco en persona, pero no hace falta eso para saber que ella es jodidamente increíble. Cé es una persona inquieta, es una persona espontánea, talentosa, con defectos que la hacen ser quien es y por tanto la hacen ser única. Porque eso es lo más importante. Ella es única. Nadie puede igualarla.

Ella puede no ser perfecta, pero esto me hace quererla aún más. Ella es de las únicas personas que sabe lo que me ocurre y de las únicas que saben sacarme una sonrisa. Le debo tanto... Que no sé cómo voy a devolverle todo lo que ha hecho por mí.

Ahora es ella la que debe ser salvada. Es ella esta vez la que necesita todo lo que pueda hacer por ella, y por eso voy a intentar dárselo. Sé que no va a ser suficiente. Para las personas que estamos así, nunca nada es suficiente. Pero quiero intentarlo. Al menos quiero saber que conseguí arrancarle una sonrisa de esa cara tan preciosa que tiene.

Ah, sí. Ella es preciosa. Diga lo que diga. Es otra de sus muchísimas cualidades. Ella tiene una sonrisa hermosa.

Ella cree que es un bache en un largo camino y es mucho más que eso. Ella es esa cuesta abajo que hace que el camino sea mucho más fácil de recorrer. Ella es una de las cuerdas que hacen que esta chica de papel siga adelante. Si esa cuerda se rompiera, yo también me rompería. Pero creo que sufriría más por la cuerda que por mí. Porque Cé es esa cuerda. Y yo no podría soportar que se rasgase.

Cé tiene un talento enorme para manejar las palabras. Puede hacerte sentir miles de cosas en un solo párrafo. Puede transmitirte todo lo que está sintiendo en unos simples segundos. Puede hacer que te metas en la piel de los personajes con tan solo palabras. Tiene un don. Es increíble.

La quiero muchísimo. Como para no quererla.

Ella no se merece por lo que está pasando.

Así que ahora te hablaré directamente a ti, Cé. Eres una persona única. No debes menospreciarte. No debes sentirte mal, ni esconder tus lágrimas. Cada vez que sientas ganas de llorar, puedes llorar. Es bueno desahogarse. Pero, antes de llorar... respira hondo. Cierra los ojos. Piensa en todo esto que te estoy diciendo. Piensa "eh, que la subnormal de Merce me quiere." Sé que no es mucho. Así que, si no funciona, irás corriendo a hablar conmigo. Intentaré sacarte una sonrisa. ¿Entendido, Cé?

Te quiero.
-Merce

p.d: C es solo la primera letra de su nombre. Ella sabe que este texto es suyo.

"Merce: el regreso" + Liebster BLOG Award

lunes, 23 de junio de 2014


Vale, os estaréis preguntando a qué viene este título tan estúpido. No, no es una película. Aunque podría serlo. Merce, dejas de decir sandeces, ve al grano de una vez. Vale, vale. En esta entrada os anuncio... *redoble de tambores* ¡mi regreso al blog!

Es cierto que nunca dije nada sobre dejar el blog por un tiempo, pero para mí ha sido así. Si habéis estado un poquito atentos, os habréis dado cuenta de que ya no escribía cada día. Como mucho, he estado publicando cada dos semanas. Pero eso se acabó: mañana seré oficialmente libre, al fin. ¡NO MÁS INSTITUTO! ¡NO MÁS EXÁMENES! ¡NO MÁS PROFESORES! ¡NO MÁS AMARGAMIENTO!

Bien, después de este pequeño instante de motivación, volvamos al tema. Mañana es mi último día de instituto (*baile feliz*), por lo que voy a tener todo el tiempo libre del mundo por dos santos meses. Podré leer todo el día, podré dormir lo que me de la gana, podré ver series hasta que me duelan los ojos, y miles de millones de cosas más. No quiero desperdiciar ni un segundo de este verano, hay infinitas cosas que me gustaría hacer, y por eso, he estado haciendo una summer bucketlist en una libreta. Creo que la añadiré a la sección "Wishlist" del blog, para poder llevarla al día (en la libreta no me organizo) y para que la podáis leer si os interesa.

A lo que iba, que no dejo de irme por las ramas. Con todo este tiempo, voy a poder escribir muy a menudo. Creo que este verano voy a poder terminar todas las novelas que tengo empezadas, que son, en total 4, más 2 libros de poesía. Dos de ellas (Unknown y Anne no es nombre de demente) las podéis ver en mi wattpad, ya que por aquí no las estoy subiendo, pero las otras dos (Different y Flashbacks) las actualizaré por aquí también.

Además escribiré pequeños relatos, del estilo de Cath (un secreto, este es el epílogo de Unknown), que subiré casi a diario.

Aprovecho para hacer publicidad al nuevo blog que comparto con Cande y con Dani. Se llama "Locura Literaria", y en él subiremos reseñas, noticias relacionadas con la literatura, adaptaciones, etc (odio usar el etc, pero no se me ocurre otra cosa). Me haría mucha ilusión que os pasárais *cara del gato con botas*.


Ahora, pasamos a otra cosa. Dos de mis bloggers favoritos, Cande (My Unstoppable World) y Dani (Super Fun), me han nominado al Liebster BLOG Award. Mil gracias a los dos, sabéis que os adoro.

Las normas son las de siempre, y, para seguir la tradición, me da mucha pereza ponerlas. Así que empezaré a contestar a las preguntas.

Preguntas de Cande.

1. ¿Cuál es tu mayor sueño? No sé cuál es el mayor, tengo demasiados sueños importantes, pero creo que responderé el de siempre: vivir en Londres, abrir una librería, y escribir mientras trabajo allí.
2. ¿Cuál es tu mayor miedo? Ser rechazada por las personas a las que quiero, que ya son pocas. Ese es el mayor ahora mismo, pero cambia rápido.
3. Si pudieras transformarte en cualquier cosa... ¿en qué sería? En una canción.
4. Canción que te comprenda en este momento. We are young de Fun.
5. ¿Qué es lo que te gustaría hacer ahora? Poner la música a tope, bailar como una demente y cantar a los cuatro vientos. ¿Se nota que de subidón?
6. Si pudieras pedir un deseo... ¿qué pedirías? Unas vacaciones lejos, muy lejos, donde nadie me conozca.
7. ¿A qué lugar te gustaría escapar? A Londres, para mí siempre es Londres.
8. ¿Algún libro/película que te haya hecho llorar? Soy una jodida sensible. Cada libro que leo, cada película que veo. Lloro hasta en las escenas felices (de emoción, claro).
9. Tu mayor preocupación. Que estas vacaciones sean simples, corrientes, estúpidas, como cada año. En palabras de mi amiga Leid, «quiero convertir este verano en un juego».
10. El mejor día de tu vida. Paciencia, saltamontes. No creo que haya llegado aún.


Preguntas de Dani.

1. ¿Por qué creaste un blog? Para huir (qué poético todo) de la rutina, expresarme en alguna parte, lo típico.
2. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? Leer, ver series, dormir, escribir, dibujar, dormir más.
3. ¿Tienes alguna web favorita? Twittah.
4. ¿Cuál es tu mayor sueño? *pregunta 1 en las de Cande*
5. ¿A dónde te gustaría viajar? Por todo el mundo.
6. ¿Te gusta leer? Por Dios, claro.
7. ¿Cuál es el plato de comida que menos te gusta? Verduras en general.
8. ¿Cuál es tu lugar ideal para leer? En cualquier sitio, donde nadie me moleste.
9. ¿Te gusta ir a la playa? No. Lo odio.
10. ¿Qué programas de edición de imagen utilizas? Solo me gusta PicMonkey, así que es el único que uso.

No voy a nominar a nadie, lo siento, no tengo inspiración para preguntas.

Gracias por soportarme, os quiero.

Love always,
-Merce.

Cath.

viernes, 20 de junio de 2014




«Está bien, todos estamos un poco rotos.
Pero debemos recordar que, si nos rendimos,
jamás estaremos bien de nuevo»

Él paseaba por la Calle Trece, paseando sus ojos por la gente. No estaba allí por casualidad, ni mucho menos. Iba a aquella cafetería solo para verte. Llevaba yendo allí cada día durante una semana, y pensaba continuar aquella rutina. Le llenaba ver cómo tus ojos volvían a brillar, después de años de oscuridad.

Pero tú nunca le viste.

Él se sentó fuera, en el sitio de siempre. Miró dos mesas más lejos. Allí estabas tú, como el día anterior. Y el otro. Y el otro.

A pesar de haberte visto ya durante siete días, su corazón dio un salto en su pecho al darse cuenta de que habías vuelto. Todos aquellos días, él acudía a la cafetería para verte. Pero siempre existía el miedo de que no estuvieras allí. Porque si no hubieses estado allí, él te habría perdido para siempre.

Por mucho que pareciese un milagro, allí estabas tu cabello azul celeste, tus ojos ahora llenos de luz y tu sonrisa radiante. En aquella mesa, tan cerca pero a la vez tan lejos, porque tú siempre estuviste lejos.

Y más en aquel instante. Él sabía que no podía acercarse a ti. Se lo había prohibido. No podía arriesgarse a romper de nuevo tu felicidad. Tú le habías enseñado mucho, y ya no era egoísta. Le hacía sentirse vacío el verte allí y no acercase a estrecharte entre sus brazos, pero todo valía la pena al escuchar de nuevo tu risa. Era como un soplo de aire fresco para él. Pero tú nunca te diste cuenta.

Entonces el camarero te trajo el café, y tú le dedicaste la sonrisa más sincera que alguien haya podido esbozar nunca. Él deseó haberte llevado el café, porque así aquella sonrisa habría sido suya. Necesitaba una sonrisa tuya más que nada en este mundo.

En aquel momento, eras tan inocente, tan frágil, tan hermosa. Eras el tipo de persona sobre la que la gente escribía canciones, Cath. Él habría escuchado esas canciones. Él te habría memorizado como a la letra de su canción favorita. Porque tú eras la chica que él escuchaba en todas las canciones de amor, e incluso en las que no lo eran.


Alguien se sentó junto a ti. Era aquella chica de ojos marrones, Lu. De entre todas, pensó él, tenía que ser Lu. Ella le traía demasiados recuerdos. Demasiados errores.

Lu te dijo algo al oído. Algo que él siempre quiso que supieras. Tú reíste, con esa pequeña risa inocente que siempre tuviste. Él sintió como si todo lo que le faltaba le hubiese sido devuelto. Tu risa para él fue como oxígeno.

Fue un simple momento. Quizá él lo imaginó. Pero, por un segundo, él creyó ver cómo tus ojos azules le miraban.

Él creyó ver cómo le sonreías.

Puede que fuera real, y, después de eso, él volviera a vivir.

Chica de papel.

martes, 3 de junio de 2014

 «De qué sirve ser una margarita en un campo de rosas, si cuando te eligen es para despedazarte.»

Aquí estoy, frente a la pantalla del ordenador, y como cada día, tengo el mayor miedo de todo escritor justo en frente: una página completamente en blanco. Un lienzo sin utilizar y con miles de posibilidades. ¿Cómo empezar a escribir? La verdad, ni siquiera yo lo sé responder a esta pregunta. Pero, al menos, he conseguido comenzar la mísera entrada que he intentado escribir durante semanas.

Estos días hasta las margaritas han perdido el color. Se ven tristes, apagadas. Recordad que soy una margarita, no una cualquiera, una margarita en un campo de rosas. Claro. Pues esta margarita ha estado fingiendo sonrisas para complacer a las rosas demasiado tiempo, al final ha acabado acostumbrándose. Ni siquiera intenta recuperar su color, porque sabe que acabará volviendo a caer, y le duele demasiado cada caída. No puede arriesgarse, porque si cayera de nuevo no podría levantarse.

Al menos eso es lo que pienso.

Y estoy atascada en esta mierda, tan atascada como el desagüe de mi cocina aquella vez que mi hermana decidió tirar la comida en el fregadero. No voy a volver a intentar sentir realmente las sonrisas, no volveré a sonreír en un tiempo. Sigo fingiendo sonrisas, pero esas no cuentan ya que son falsas, y además la gente ni siquiera se fija en si estoy sonriendo o no. Nadie a mi alrededor se da cuenta.

Estoy atrapada dentro de una burbuja de la que sólo puedo salir si yo quiero. Pero, ¿y si resulta que no quiero? ¿Y si resulta que estoy más segura dentro, y no en el exterior, donde cualquiera puede herirme? Aunque, la verdad, creo que la única que puede herirme realmente soy yo. No importo suficiente a la gente como para que quieran herirme, lo que es un alivio y a la vez algo molesto, porque actúan como si fuera invisible.

Pero, al igual que Margo Roth Spiegelman (quien, por cierto, es mi doble dentro de un libro), no creo ser invisible. Como ella, soy una chica de papel. Una persona a la que todo el mundo quiere, pero a la que no ven como una persona. No me ven como alguien que pueda tener sentimientos complicados. No me ven como alguien que alguna vez ha deseado hundirse del todo de una jodida vez. No. Pero todo el mundo quiere a la Merce que sonríe, a la que es simpática y callada, a la que hace dibujos para todo el mundo, a la que estudia y saca buenas notas. Pero, creedme, esa no soy yo. No soy yo en absoluto.

Es como si dentro de mí hubiera dos yo, una está atrapada y la otra deja que la gente la controle. La primera es la que realmente soy. La primera es esa que escribe aquí, la que está loca y que se obsesiona con la más mínima cosa, la que llora escondida en el cuarto de baño y la que tiene sentimientos tan complejos que ni siquiera ella sabe descifrarlos. La segunda es la que soy cuando hay personas delante. La que finge, la que sonríe, la que intenta caer bien, la que deja que manejen sus acciones como a las cuerdas de una marioneta indefensa.

Soy una chica de papel, manejada con cuerdas por la gente. Algún día, todas las cuerdas dentro de mí se romperán, caeré del todo, y nadie podrá levantarme.

Habréis notado que ya ni siquiera sirvo para escribir. Qué demonios, si no sirvo para nada. Este texto ha sido una mierda y todos lo sabemos, pero necesitaba desahogarme. Ha sido una especie de monólogo conmigo misma para aclararme las ideas, lo que pienso sobre lo que me pasa, y ha salido realmente mal.

Por último, os diré que el año que viene intentaré que las cosas cambien. Empezaré cambiando de aspecto, cortándome el pelo a la altura de la barbilla y, si hay suerte, tiñéndolo de rojo. Dejaré que se vea mi cara, muy a mi pesar, y ya no fingiré ni una sola sonrisa. Si tengo que llorar, lloraré, y quizás así algo mejore. Incluso si no mejora nada, estaré mejor sin ocultarme. Si a alguien le molesta, que se vaya a tomar por culo, porque lo estoy pasando realmente mal y no quiero que esto siga así. No puedo esconderme dentro de mí para siempre. La yo verdadera quiere salir y ver el exterior. 
Aunque, como dijo Margo, las cosas nunca suceden como imaginas que sucederán.

Gracias por escucharme.
Os quiero.